Del sufrimiento de las mujeres
Una beta creativa que parece no agotarse nunca es el sufrimiento de las mujeres. Desde el teatro griego hasta el de nuestros días vemos cómo ellas son llevadas a la tragedia por culpa de los hombres, quienes, desde una doble moral, las conciben o como muy putas o como muy santas, y las castigan si fallan en cualquiera de estos roles culturalmente asignados.
Año de 2016. A estas alturas supondríamos que la represión contra las mujeres habría acabado, o que al menos ellas ocuparían el lugar del opresor. Pero no. Lastimosamente, el género femenino sigue siendo la víctima orillada a cometer las peores atrocidades.
De eso trata Historias desde adentro -composición basada en Diana del dramaturgo cubano Edgar Estaco y Coro de asesinas de la española Stella Manaut-, que dirige Elena Reyes, presentada en Casa Aquelarre. Tres mujeres encarceladas dan cuenta de los hechos que las llevaron a sufrir su condena. En sus crímenes de asesinato tienen que ver el trágico destino, la parcialidad de las leyes, una cultura religiosa anticuada, y la entera responsabilidad de los hombres, por supuesto.
Los personajes cuenten la acción en lugar de mostrarla, por medio de un diálogo simbólico, casi impenetrable. Los espectadores acompañamos su discurso, conociendo gradualmente la historia, hasta que nos ofrece un dato relevante que provoca que al final comprendamos el todo de la obra, y la trayectoria de la transformación del personaje.
Así, las presidiarias son para el espectador en un principio culpables, y al final, cuando conocemos el atenuante de que más bien son homicidas culposas, las comprendemos hasta el grado de otorgarles el perdón que quizá necesitan, moralmente hablando.
Elena Reyes comprende los textos de Estaco y Manaut, y aún más la situación de actual de la mujer convirtiéndola en su leit motiv. Anteriormente ha dirigido Los monólogos de la vagina y El juego de la verdad, obras en las que abundan en los conflictos infernales internos de las mujeres. Acertadamente ha evitado caer en clichés feministas –más bien, feminoides, o sea, parecidos al feminismo o una reproducción descafeinada del mismo-, que se ven en obras como ¿Por qué los hombres aman a las cabronas?, No seré feliz pero tengo marido. Sobre todo, evita caer –y eso se le agradece en demasía- en el “empoderamiento liberal” representado en Jenni Rivera, la cantante de música de banda fallecida en el 2012, tan presente en algunos estratos de nuestra sociedad.
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Jugando rayuela
Fue Julio Cortázar quien sorprendió al mundo literario al publicar Rayuela en 1963, ofreciendo la posibilidad de leer la obra de manera aleatoria y lineal, posibilitando un nuevo marco de interpretación para el lector.
Historias desde adentro intenta reproducir esta idea de construcción no lineal en teatro. El texto y la estructura de Casa Aquelarre se lo permiten. Son tres salas en las cuales se hacen los tres monólogos y pueden ser vistos en el orden en el que uno guste.
No puedo asegurar que ésta idea sea nueva en La Laguna. Tampoco quiero usar a la ligera el término “experimentación” ya que es tan usado, tan viejo, tan nuevo, tan común, que confundiría más de lo conveniente a todo lector y a todo espectador.
Conviene señalar que los laguneros hemos hecho los dos tipos de teatro: el aristotélico (o sea, el de las tres unidades de tiempo, espacio y acción) y el no-aristotélico (el del cuerpo, del performance, subjetivo, irreal, onírico). Al hacer éstas dos clases de teatro, hemos logrado resultados artísticos de valía y también hemos fallamos rotundamente. En este sentido, ni el acierto es tan importante como para provocar autocomplacencia, ni el error es tan grave como para detener en seco la carrera artística, ya que estamos en vías de consolidar una cultura teatral, nutrida por diversas fuentes creativas.
Entonces, Historias desde adentro, más que una experimentación es una manera de hacer teatro que nutre la incipiente cultura teatral. En este otro sentido, visualizo un par de riesgos. Primeramente, creo que no faltará alguien que, desde una óptica malinchista, juzgue pedante la propuesta en nuestro ambiente cultural. El otro riesgo que encuentro, y que me parece apremiante, es la falta de repertorio para esta clase de teatro. ¿Se adaptarán obras?, ¿se escribirán nuevas?, ¿Elena Reyes se convertirá en una directora monotemática? Sólo queda esperar respuestas creativas antes tales cuestionamientos futuros.
Para finalizar, considero que la propuesta de Casa Aquelarre, con Historias desde adentro, funciona, produce el efecto teatral, se da la sensación de que algo está sucediendo en escena por medio de las actrices. Eso justifica las presentaciones a lo largo de su temporada y la probabilidad de que Casa Aquelarre se convierta en un polo teatral, en el mismo sentido que lo es ya Plan B Estudio Teatro y el Teatro de Cámara Jorge Méndez.