Me gusta imaginar escenarios posibles que justifiquen mis artículos. En esta ocasión les presento el caso del artista criticado. Acompáñenme a ver esta historia.
Una noche, el artista cansado de ver pornografía en internet, teclea su nombre en google esperando tener suerte. Para su complacencia descubre que el mundo se fija en él. Hay diez o veinte noticias, treinta o cuarenta fotografías y dos o tres videos en youtube sobre su trabajo.
Pero… ¡Oh, sorpresa! Al abrir un link se le queman los ojos. Es que ha descubierto que un colega suyo, vecino de su ciudad, le ha dedicado una crítica con palabras como estás: ‹‹no es su mejor trabajo››, ‹‹creo que debería mejorar››.
Entonces, el artista se sube el calzón, se limpia las manos y escribe en sus redes sociales dando furiosos golpes en el teclado ‹‹¡Pos ni que fueras tan bueno como para criticarme, pendejo!››.
Obviamente estoy polarizando una situación. Pero también puedo trasladarla a un escenario más realista por medio de preguntas: ¿Cuán sensible es el artista ante la crítica?, ¿tiene derecho a defenderse de ella o debe asimilarla?, ¿cuán bueno tiene que ser el crítico para criticar? Seguir leyendo