Presentación de tres años
En el mes de abril del presente año apareció el número 61 de la revista literaria Estepa del Nazas. Esta vez no hubo fanfarrias, sino unas cuantas menciones, escuetas y muy parecidas entre sí, en los espacios culturales de algunos medios de comunicación.
De ahí en más, prácticamente nadie le ha puesto atención a la revista literaria. Por lo mismo, nadie se ha dado cuenta de que el número 61 ha sido publicado solamente tres años después del número 60. ¡Tres años!
En estos tres años hemos visto al primer presidente de color en los Estados Unidos de Norteamérica, un Papa latinoamericano, el triunfo en los Premios Oscar de Leonardo Di Caprio, pero un solo número de la Estepa del Nazas.
Así como usted, estimado lector, yo también estoy bien sacado de onda; quisiera estar viviendo una realidad alterna. Quisiera, sobre todo, decirles que estoy soñando… Pero no. Una sesuda investigación en internet me indica que realmente han pasado tres años entre el número 60 y el 61 de la revista literaria.
Mis investigaciones arrojan otros resultados: el dominio estepadelnazas.com ya no existe; la última entrada en revistaestepadelnazas.blogspot.mx fue realizada en el 2008; no tiene cuenta en Twitter; su página de Facebook (en la que sólo tiene 344 amigos) no registra movimiento alguno desde el 20 de enero del año en curso hasta el día en que escribo esta columna. Para colmo de males, en el sitio https://issuu.com/estepadelnazas, donde se pueden consultar todos los números anteriores, a la fecha todavía no se carga el 61, ¡y eso que ya pasaron dos meses desde su publicación en formato físico! Ya no quise deambular por las redes sociales de los autores incluidos en la Estepa para revisar si compartieron las notas de los medios de comunicación, porque eso ya sería acoso, “stalkeo”, y yo no soy tan obsesivo.
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Por supuesto que tengo en mente el contexto general de la revista. Desde 1994 es dirigida por Saúl Rosales; se ha nutrido principalmente de autores locales, casi todo emanados del taller literario del Teatro Isauro Martínez, entidad cultural que también patrocina la revista; y que algunos de estos autores ahora tienen una gran fama, aunque no estoy muy seguro si la lograron gracias a la revista y a Saúl Rosales.
Entonces, ¿cómo es que el “referente de la creación literaria” de la región pasa por éstas ridículas circunstancias? Antes de que se culpe al patronato del TIM por la falta de apoyo económico; antes de culpar a la Camerata de Coahuila por consumir el 80% (o más) del presupuesto de cultura para la región; antes de culpar al Instituto Municipal de Cultura de Torreón porque sus más recientes directoras han carecido de interés genuino en el quehacer literario; antes de culparme a mí por ser un “pinche envidioso que nunca pudo publicar en la revista”; antes de todo eso, formulemos unas cuantas preguntas a los que han participado frecuentemente en la Estepa del Nazas.
¿Por qué dejan solo a Saúl Rosales Carrillo?, ¿por qué no se han unido en torno a la figura de su maestro para adecuarse a la era digital en tanto se genera el dinero para seguir con el formato en físico?, ¿por qué en estos tres años de silencio jamás se organizaron para financiar el dominio en internet?, ¿qué tan difícil es organizar una pollocoa (como en los noventas) o una hamburguesada?, ¿qué tan doloroso es aportar $100.00 por cabeza al año?, ¿se sienten comprometidos o no con el proyecto de la Estepa del Nazas?
A aquellos que dicen deberle gran parte de su formación y carácter de escritor a Saúl Rosales, les concedo que yo pueda ser “un pinche envidioso” y que el Estado intente socavar su libertad de expresión, siempre y cuando convengan en que, es tan grave el descuido con el que han tratado a la revista –otrora la más representativa de la literatura regional según Jaime Muñoz Vargas (cosa dicha en el 2013)-, que ya de cerca se divisa el fin de la Estepa del Nazas y que ustedes no han hecho mucho por postergarlo.