¡Brindemos!

¡Ah, mi Gómez Palacio querido! ¡Nunca te podré olvidar! No te escribo una cumbia nomás porque no se me da la música… Pero lo bueno es que en ti tiene su residencia un proyecto musical de altos vuelos llamado Escuela Municipal de Música Silvestre Revueltas, que dirige el distinguido Gabriel Robles, una de las personas más agradables que hay en la Laguna de Durango.

Les aseguro que las hipérboles no están de sobra. No obstante, lo que afirmo puede ser puesto a prueba, y los reto a que lo hagan, a que conozcan la trayectoria de la Revueltas (como se le conoce comúnmente) y entonces me discutan mis afirmaciones.

Primero, déjenme decir por qué digo lo que digo. El frío viernes 11 de noviembre del annus dei 2016, tuvo lugar un recital de los alumnos de canto de la maestra Arely Rodríguez (maestra de la Revueltas) llamado Café Ópera, en la recientemente construida Plazoleta Fundadores.

Es de alabar que la Dirección Municipal de Arte y Cultura –de la cual depende la Revueltas- haya propuesto hacer más eventos como este. Merece una reverencia de mi parte que no se realicen en los terrenos de reproducción de la torre Eiffel.

Por cierto, a la Plazoleta Fundadores, que no ha estado exenta de reclamos y discusiones históricas, yo le voy a conceder el beneficio de la duda en cuanto polo cultural.
La Plazoleta todavía no me da motivo para desdeñarla ni para enaltecerla. Aunque sí puedo decir ahora que el obelisco que ostenta no me gusta para nada. Sólo destaca de noche cuando sus luces interiores se encienden, y tiene la misma función que una lámpara de escritorio.

Total que el evento comenzó un poco tarde. Se dio la tercera llamada e inició el protocolo político. Habló el director de la dependencia municipal, Armando Guerrero, y también Gabriel Robles, quien se veía muy emocionado. Él dijo algo que se me quedó grabado: la música de concierto, el Bel Canto, es parte de nosotros como la música popular. Le concedo un alto grado de razón.

¡Oh, míos bambinos caros!

Los gomezpalatinos -estos seres multifacéticos acostumbrados sobremanera a la cumbia, a lo norteño, a la banda, al hip hop- han sabido asimilar gradualmente el proyecto de la Revueltas. Basta darse una vuelta por la escuela para verificar el número de alumnos y la cantidad de ellos que ya han sido aceptados en los conservatorios del país.

Interpretaron para los asistentes Aranza Ramírez, Abi Fierros García, Pau Martínez, Douglas Fraire, Sara Graciano, Eleazae Hernández, Arely Rodríguez (su maestra) y luego todos en un hermoso ensamble. De una vez pido disculpas por consignar los nombres de los alumnos tomados de sus cuentas de Facebook, pero es que no quería dejar de mencionarlos. Luego enmiendo el error, se los prometo.
Yo vi a un grupo de muchachos en una franca lucha creativa por dominar sus respectivas piezas. Sus armas son la técnica y la disciplina que han obtenido a través de sus maestros, durante el tiempo que han estudiado en la Revueltas.

Si bien hubo algunos errores en su interpretación –por momentos pensé que ellos no se escuchaban debido al ruido de la calle- que nos harían decir que todavía están verdes, el ver el esbozo de su técnica, cierto valor, un fuerte ánimo por cantar, me hace admirarlos.

Y es que los muchachos de la Revueltas no se conforman con tener “una buena voz” que los harían ser los cantantes principales en cualquier agrupación musical versátil, o asistir a audiciones multitudinarias en la capital del país para ingresar a un reality show, para luego regresar con la cola entre las patas.
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Me da la impresión de que han entendido que su arte requiere un alto, un altísimo grado de entrega, de preparación, de estudio, de calma y paciencia.

La música es un pájaro rebelde que nadie puede domesticar

Traigo a cuento y a modo de confirmación, las impresiones que me quedaron de una plática que sostuve meses atrás con Gabriel Robles. Tanto a él como a los maestros que le acompañan, no les importa mucho conformar agrupaciones sino privilegiar la formación y el estudio.

Quieren formar verdaderos músicos, proporcionándoles todos los elementos necesarios, como metodología de estudio, cultivo de disciplina, y lecciones sobre cómo aplicar el conocimiento adquirido. De tal manera que, en un determinado periodo, el músico posible podrá sincronizar su cuerpo con su instrumento para proyectar su propio sonido.

Siento una gran similitud con el poeta porque se supone que estudiamos las palabras, tratamos de asirlas hasta lograr en lenguaje propio y auténtico en términos de belleza. Sólo que nosotros los escritores, los que usamos las palabras como objeto, carecemos de disciplina y rigor. De ahí que prefiramos el arranque emocional, el arrebato, la falsa genialidad. Así que encontrar un gran poeta que se equipare o supere a Enriqueta Ochoa se antoja un ideal platónico.

Somos pocos los que hablamos sobre disciplina y rigor en vías de lograr algo artístico, pero los habemos. Recuerdo conversaciones sobre el tema con Gustavo Montes, Raúl Esparza, mis compañeros de la revista, y por supuesto, don Gabriel Robles.

Veo en el panorama de las posibilidades, que primero saldrá un gran músico o cantante de la Revueltas que de otros polos artísticos (no estoy mandando a la chingada todo lo demás, ni desconozco a los artistas gomezpalatinos. Ellos han surgido más por esfuerzos individuales que de conjunto, y son muy buenos en su arte). No sé cuándo, ni sé si serán estos púberes que vi en el recital, pero saldrá, lo espero fielmente.

Lo bueno es que la Revueltas no se ha visto apresurada para lograrlo, porque esto debe llevarse su tiempo adecuado. Por cierto, la sede de la escuela, la casa de las Banquetas Altas, como se le conoce, es un lugar sumamente propicio para el ambiente creativo. No sólo por su estructura, sencilla, vieja pero bella, sino por la sensación de estudio y trabajo que se respira allí. Ambiente que se ha perdido en la Casa de la Cultura Ernestina Gamboa, y en el Centro de Convenciones Francisco Zarco. La primera por abandono y la segunda por exceso de ocupación.

(Tengo un chingo de ganas de pasar varias tardes en la Revueltas, sentado en una esquina del patio, resguardado del sol, escribiendo a lápiz sobre mi tabla con pinza. Gabriel… prometo fumar en la calle y no hacer ruido.)

En fin… yo quedé fascinado… me retiré hacia el lugar de mis libaciones, caminando mientras tarareaba las piezas.

No estoy muy seguro de haber cumplido con el cometido de demostrar que el proyecto de la Escuela Municipal de Música Silvestre Revueltas es de altos vuelos, como lo dije al principio.

Quizá me ganó la emoción. Además, sólo estoy consignando un evento, como si yo fuera reportero cultural -¡Dios me libre!

Se impone la necesidad de seguir a la Revueltas en sus posteriores eventos y, de ser posible, escribir sobre ellos a modo de crónica. Sobre la Revueltas y sobre otros proyectos culturales de la localidad, para tratar de desentrañar sus elementos creativos, estéticos, y su significación para la sociedad… y ultimadamente porque a mí me super pinches encantan… Dixit.