Registros de voz surgió en 2013 como una búsqueda de un grupo de escritores jóvenes y en ciernes. Es bien sabido que en el actual México vivir de la escritura es prácticamente imposible, en ese mismo sentido tener un espacio para publicar es complicado. Registros de voz ha intentado ser un portal crítico, arriesgado y sin censura de los diferentes temas culturales, artísticos y literarios que atañen a nuestro ambiente regional y nacional.
El 2016 en particular fue un año atareado. Participamos en el Primer Foro Escénico de La Laguna, por invitación de More Barret. Escribimos las críticas, comentarios, de las obras que participaron. De ahí hemos intentado, ya que no siempre se puede, continuar con dicha tarea. A veces lo hicimos con decoro, en otras tantas quizá nuestra escritura y criterio hayan fallado. Lo que sí puedo decir es que siempre sostuvimos la intención de generar un diálogo y debate creador en nuestro ambiente lagunero.
Algunos de nuestros lectores podrán pensar que gracias a esta invitación fue que nos interesamos en el teatro y que simplemente reaccionamos a la coyuntura que se nos presentaba. No obstante, fue todo lo contrario. Desde hacía tiempo que pensábamos hacer crítica, no sólo de teatro, sino también de cada una de las manifestaciones artísticas que se dan en La Laguna. La invitación al Foro simplemente fue la confirmación de que lo que habíamos considerado se hacía urgente. Es muy probable que en el futuro nos adentremos a hacer otro tipo de crítica y de comentarios a otras manifestaciones y eventos, sin importar que por instantes estas críticas y comentarios puedan llegar a ser incómodos.
Entendemos que quizá en ciertos casos aún no hemos encontrado el lenguaje que nos permita abordar de la mejor manera los temas críticos que queremos desarrollar. Por otra parte, el único camino que vislumbro precisamente es el de hacerlo. La cultura y el arte, la crítica del mismo, no pueden quedarse en simple posibilidad, considero que son cosas que deben irse concretando, construyendo con errores y que poco a poco se irán perfeccionando sobre la marcha. En ese sentido pienso que es mejor tener malos artistas a no tener artistas, es mejor tener mala crítica a no tener crítica en absoluto. Esa ha sido la perspectiva que al menos yo (aunque estoy casi seguro que la mayoría de mis compañeros así lo considera) he tomado para atreverme a escribir sobre los demás.
Por otra parte, quizá sea bueno aclarar que en Registros de voz no existe una línea editorial bien definida. Cada uno de los miembros tiene la completa libertad de opinar, desarrollar y escribir de lo que le plazca. Tenemos desde luego una perspectiva en común, una búsqueda en común, la cual considero es la de evitar el conformismo y la falta de criterio, que seamos honestos, está muy arraigada en nuestra ciudad. Quienes escribimos en ningún momento tenemos la limitante de opinión o tema. Se hace una crítica a nuestros textos, opinamos entre nosotros y muy seguido no llegamos al consenso. Algunos podrán pensar que esa es una debilidad; sin embargo, considero que precisamente eso es lo que nos da empuje en la aridez del medio cultural mexicano. No buscamos reafirmarnos sino constantemente estar en discordia, constantemente estar en la inseguridad de nuestras creencias. A veces esta circunstancia hace que trastabillemos, pero en otras ocasiones eso es lo que nos permite hablar sin miedo, sin temor a la verdad.
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Jorge Luis Borges en algún momento dijo que para que una revista tenga vida, es preciso que quienes la conforman sufran una fuerte repulsión hacia algo. Registros de voz se ha mantenido debido a que nosotros repudiamos el conformismo, la falta de autocrítica muy marcada en el arte lagunero. Escritores, actores, directores de teatro, cineastas, pintores, escultores se presentan ante el público como pequeños geniecillos. La verdad es que la mayoría de ellos son farsantes (lo cual ya he comentado en otros lugares, con el correspondiente distanciamiento de varias personas del medio). En Registros de voz queremos hacer ver que hay mucha falsedad en el arte regional actual (lo mismo también ocurre en el arte nacional). También aceptamos y hasta aplaudimos que existen excepciones luminosas que nos callan la boca violentamente. Sabemos que en La Laguna hay mucho talento, pero asimismo vemos que ese talento por falta de rigor es desperdiciado. Cuando escribimos de esto en ningún momento nos vemos como los inquisidores, como aquellos que sustentan la única verdad. Más bien, nos consideramos los representantes de esas decepciones que se externan en las tertulias, en los comentarios en voz baja. La mayoría de las veces externamos algo que más de uno advierte pero no se atreve a decir. Jamás nunca buscamos el consenso, sino la agudeza, la verdad contradictoria. Entendemos que pocas veces la alcanzamos, pero no vemos en la ciudad mucha gente que lo busque.
Este 2016 fue un poco más dinámico que los anteriores. Fue el primer año en el cual constatamos que teníamos lectores. No nos importa que sean pocos, sino que sean críticos, que busquen lo que no encontrarán en otros medios. No somos escritores profesionales, menos somos periodistas. Aunque yo tenga un título profesional en el área de literatura, básicamente los que participamos en Registros de voz somos autodidactas, como casi todos en nuestra ciudad; lo que deseamos en todo caso es la honestidad en el quehacer artístico, que no se pierdan las proporciones. No hay Nerudas, no hay Picassos, no hay Borges, quizá en algún momento existan; no obstante, si es que así lo queremos comencemos por decir la verdad.