Columna

El hombre rebelde y los nuevos totalitarismos (parte II)

Albert Camus abre El hombre rebelde con el siguiente párrafo:

Hay crímenes de pasión y crímenes de lógica. El Código Penal los distingue, asaz cómodamente, por la premeditación. Vivimos en la época de la premeditación y del crimen perfecto. Nuestros criminales ya no son aquellos jovenzuelos desarmados que invocaban la excusa del amor. Por el contrario, son adultos, y su coartada es irrefutable: es la filosofía, que puede servir para todo, hasta para transformar a los criminales en jueces.

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Columna

Una estación del metrobús

Se estuvieron dando un tiro la gente de Torreón contra su Ayuntamiento. Quisiera decir que el tiro fue derecho, sin que nadie se metiera, pero el Ayuntamiento agarró piedras, quedando así como el ganador del primer round.

Resumiré la relación de los hechos –ya que en redes sociales se ha difundido a placer la información- para centrarme en mis opiniones al respecto. Se pudiera reducir el asunto a los siguientes eventos:

El Ayuntamiento inició la construcción de una estación de metrobús en los terrenos de una plaza ubicada a la entrada de Torreón, viniendo de Durango. Ésa plaza contaba con una fuente, un chorrito, jardineras, y un torreón. El proyecto del metrobús desde el inicio contempló la destrucción de la fuente y su chorrito, de las jardineras, y el desarmado del monumento para trasladarlo, pieza por pieza, a otro lugar y luego regresarlo a donde mismo.

Un grupo de artistas, arquitectos e historiadores detectaron la acción considerándola como un agravio al patrimonio histórico de la ciudad. Armaron una protesta que incluyó la denuncia en medios de comunicación, redes sociales, y la clausura simbólica de la obra. Seguir leyendo

Columna

No dejen de invitarme…

En Gómez Palacio, Dgo. han habido tres foros culturales, uno por parte del Municipio y los otros dos por parte del Estado.

El primero se llamó “¿Cómo le hacemos?”, título que envidiaría yo cualquier día de la semana para nombrar cualquier cosa que pudiera escribir. El 28 de septiembre del 2016 fuimos convocados a un acto protocolario para luego pasar a los diferentes salones del Centro de Convenciones Francisco Zarco, que se encuentra al lado del Teatro Alberto M. Alvarado.

Hubo diferentes mesas de trabajo. Una para los artistas visuales, otra para los literarios, otra para los músicos, una más para los bailarines, faltaba mencionar una para los urbanos. Y así. Yo me metí a la mesa de trabajo para los teatreros. Coincidí con la Compañía Cometas, Trotamundos, Tolvanera, Héroes en Escena, y otros más sin compañía, como yo, pinche solo ahí, abandonado a mi triste suerte.

El moderador propuso una primera ronda de presentaciones: ¡Holi!, soy Ignacio Garibaldy y me gusta que me digan Nacho. Je sui mexican. Les vengo manejando la escritura dramática, les vengo escribiendo crónica, vivo en gomitoz, llegué caminando porque vivo aquí a la vuelta.

Seguimos con una ronda de intercambio de ideas para mejorar el trabajo en pos de la cultura gomezpalatinense.

Nunca falta alguien que riegue el tepache, o la cagotee, o que orine fuera de la taza del baño. En mi mesa, uno de los artistas que no sé de dónde venía ni por qué llegó tarde, entró para decir algo más o menos así “ustedes son el futuro del teatro, échenle ganas, sobre ustedes recae la responsabilidad”. Creo que le compuse el discurso. Es que me nubló el entendimiento el coraje de escuchar a alguien arengándome a hacer algo que él no puede. Píntele a la chingada, pensé… y dije que “todos, todos tenemos que chingarle”. Seguir leyendo

Columna

Tanta curva y yo sin frenos

Un día 28 de enero –ya se han de imaginar cómo me dolió esa fecha- en Casa Aquelarre se presentó una obra llamada Curva peligrosa de Pilo Galindo, dirigida por Arnulfo Reveles, por la compañía con el nombre más emo que conozco, Detestable Teatro.

Ver esta obra me ayudó a confirmar lo que antes venía sospechando: el teatro juvenil que se produce en la Comarca Lagunera –siempre de iniciación- ha adquirido nuevas características.

Es dinámico; se ha despojado poco a poco de la idea idiota de que debe procurar el cultivo de valores; trata sus temas de una manera directa –aunque no siempre precisa-; su lenguaje se actualiza constantemente; se mantiene libre de gravedades experimentaloides. De ahí se desprende que siga siendo una opción válida para los agentes teatrales. Seguir leyendo

Columna

¡Motívame ésta!

Amigos lectores, tengo traumas. Hay hechos vividos en antaño a los que vuelvo cada cierto tiempo para encabronarme con la misma intensidad. Tengo traumas y soy masoquista.

En el pinche año de 1995, uno de mis profesores de preparatoria –que logré terminar- pretendía amansar a mi grupo -con justa razón- por medio de un video motivacional.

Me acuerdo que quitaron del escritorio el proyector de acetatos, pusieron en su lugar una televisión, le conectaron la videocasetera, y en ella introdujeron un casete en formato VHS. El contenido era una conferencia de un tal Miguel Ángel Cornejo.

El mencionado Miguel Ángel Cornejo era –porque ya se nos adelantó en el 2015- un conferencista, un motivador personal. Hagan de cuenta… el antecedente del doctor César Lozano, ése motivador personal que abarrota el Teatro Nazas y que es la imagen publicitaria del aceite Nutrioli. Seguir leyendo

Poesía

Polvo de luna

Fui tirando la vida, como las hojas en otoño, cuando caen por nostalgia. Con pocos años por delante, volví. Al encuentro me recibe la avenida de los grandes y viejos álamos. Sonríen al reconocerme, meneando sus colores y pienso: cuánta vida ha pasado por aquí, corriendo por esta líquida acequia, haciendo valer su propia ley desde las raíces. Hoy, regreso con el cuerpo rudo y un poco más seco, ya no reverdezco, ni doy sombra. El viento sabe cómo quebrar las ramas. Aunque aún me brotan imágenes centinelas, que irremediablemente me remiten a esa entrañable avenida de los álamos tristes. Justo a la entrada de mi ciudad, un poblado donde se respira, se duerme y a veces, se muere bien.

Al costado izquierdo del camino sombreado, hay un tanquecillo donde se refrescan los pies los visitantes, bancas y mesas resquebrajadas y algunos columpios y resbaladeros despintados. Muchas familias pernoctan ahí en vacaciones a sabiendas de que no hay cupo en las posadas del pueblo. Lo invaden regularmente, seres ansiosos por llevarse un trozo de felicidad, un racimo que lo contenga todo. Arriban a esta ciudad y la devoran, la orinan, la vomitan y la ensucian sin pudor. A pesar del sabotaje, sus hojas bicolores cubrirán al día siguiente, la noble estampa. Iniciando la sanación con el roció serenado de la noche, igual que lo haría un buen sotol reposado, al curar las penas de los que no llevan luz. Seguir leyendo

Columna

DESIERTO, BELLEZA, PROYECTOS

El 17 de enero del recién nacido año 2017, tuvo lugar la inauguración de la exposición colectiva “Del desierto surge la belleza”, en la Universidad La Salle Laguna de esta bendita ciudad de Gómez Palacio, Dgo.

Fueron nada más y nada menos que veintidós artistas plásticos los que expusieron sus obras en un lugar llamado Parque de Innovación, el cual se encuentra dentro del mismo complejo universitario.

Bueno, pues yo tengo varias impresiones al respecto.

La primera es una pregunta: ¿para qué sirven las inauguraciones? Revisemos el asunto en particular. Se invitó al público en general, a personajes distinguidos, a los mismos artistas –con porra incluida.

Luego alguien presentó a los presentables; se hizo la exposición de motivos; se aplaudió discretamente –porque no estábamos en un teibol-; se rindió honor a quien honor merece; se cortó el listón; y por fin se pasó a ver las obras. Como bonus, así como no queriendo la cosa, se degustó queso y vino.

Por cierto, hubo que ponerle falta a los integrantes del Colectivo Itacate. Para quienes no los ubican, les indico que los Itacatianos son aquellos hombres de cordura cuestionable cuya presencia luce tanto como las obras que se exponen. Es que consumen vino y queso cual infante de hospicio. Y no sólo eso, también cargan con bolsas de Soriana las cuales llenan a placer con cualquier comestible.

Yo que noté su ausencia sufrí como una madre… ¿Qué habrían cenado esa noche?, ¿qué desayunarían al día siguiente? No he podido dormir desde entonces. Seguir leyendo