Como cinéfilo, recuerdo los cineclubs que me nutrieron, y cómo esperaba la cita anticipada, un correligionario que asiste con fervor a sus iglesias. Es un gusto rememorar las películas vistas y los lugares donde las vi, aunque a veces me falle la memoria. Puedo hacer un recorrido por aquéllos años y lugares a donde fui, y por eso me limitaré a los cineclubs de la región.
Mi experiencia como parte de un público que asiste a eventos culturales me dice que siempre que se hace cualquier evento, surge una preocupación constante por la asistencia, por la capacidad de atracción y convocatoria que se logra.
En esta ciudad, con el público no está asegurada ni la asistencia ni la puntualidad, y siempre uno se pregunta, si no hay actividad porque es poco el público o si el público es poco porque es mala la oferta, la comunicación o si no se le da continuidad a los mismos.