Columna

MORTALES JUEGOS INFANTILES

No sé si haya alguien que no se haya desmayado de la impresión al leer el currículum de Hugo Dena. Es tanto lo que ha hecho en tres años que bien vale la pena ponerse de pie y aplaudir. Además de las estímulos económicos que ha ganado, de los talleres que ha impartido en Coahuila –tierra de dinosaurios- y en Costa Rica, tiene la virtud de crear talleres para capacitar a sus actores en las puestas que va a dirigir.

Veo a Hugo Dena como un director que está muy cerca de consolidar un estilo, principalmente por las obras que elige para integrar el repertorio de la compañía Desierto Teatro. Éstas tienen una gran carga social, en modo de denuncia pero sin caer en el chairismo panfletario.

El que capacite a sus actores dentro de talleres focalizados para las obras que monta, y el que escoja obras de gran contenido social son virtudes, en efecto, pero también son dos cosas que se pueden poner a discusión.

Por un lado, no puedo estar seguro de que en realidad esté creando actores -en el sentido lato de la palabra-, así como tampoco puedo estar seguro de que yo alguna vez haya inspirado a alguien a ser un escritor.

Afortunadamente el tiempo, bendito tiempo, aunado a la disciplina y talento que todo artista debe desarrollar, me golpeará la mejilla con guante blanco, o de plano me pondrá un putazo en la nariz. Seguir leyendo