Columna

Teatro y turismo

Hoy quiero sorprender al mundo con la siguiente declaración: incluso entre los laguneros hay gente ingenua. Lo peor del caso es que hablan. Peor tantito, opinan sobre teatro. Peor se las platicaré, creen que hay una relación directa entre turismo y teatro.

Es muy fácil decir que la relación entre teatro y turismo es la misma que hay entre teatro y césped pero, para efectos de entretenimiento, analicemos la cuestión.

Hay personas que tienen en su mente la idea de que por hacer teatro la gente de otras latitudes vendrá a La Laguna, y en lugar de saludar a la familia, se gastarán hasta su último centavo en un boleto para entrar al Isauro Martínez. Seguir leyendo

Varios

Historias desde adentro

Del sufrimiento de las mujeres

Una beta creativa que parece no agotarse nunca es el sufrimiento de las mujeres. Desde el teatro griego hasta el de nuestros días vemos cómo ellas son llevadas a la tragedia por culpa de los hombres, quienes, desde una doble moral, las conciben o como muy putas o como muy santas, y las castigan si fallan en cualquiera de estos roles culturalmente asignados.

Año de 2016. A estas alturas supondríamos que la represión contra las mujeres habría acabado, o que al menos ellas ocuparían el lugar del opresor. Pero no. Lastimosamente, el género femenino sigue siendo la víctima orillada a cometer las peores atrocidades.

De eso trata Historias desde adentro -composición basada en Diana del dramaturgo cubano Edgar Estaco y Coro de asesinas de la española Stella Manaut-, que dirige Elena Reyes, presentada en Casa Aquelarre. Tres mujeres encarceladas dan cuenta de los hechos que las llevaron a sufrir su condena. En sus crímenes de asesinato tienen que ver el trágico destino, la parcialidad de las leyes, una cultura religiosa anticuada, y la entera responsabilidad de los hombres, por supuesto. Seguir leyendo

Columna

Luz de gas

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Novedades

La puesta de la obra Luz de gas del dramaturgo inglés Patrick Hamilton, poco conocida en México y, por ende, en La Laguna, inicia el camino que tiene por recorrer para llegar a significarle algo al público lagunero.

Va de la mano de Enrique Esquivel, quien hacía ya bastante tiempo que no ejercía el oficio de director para los laguneros; además, se les unen Karina Carrasco, Alam Sarmiento y Jesús Aviña, figuras altamente reconocibles en nuestra escena por su presencia constante, pero que no habían actuado juntos.

Ellos, actores maduros pertenecientes a escuelas de formación teatral disímiles, en conjunto con un director cuya visión creativa rebasa ciertos estándares, logran una obra que privilegia el diálogo, la acción dramática, la ambientación, y una sólida construcción de los personajes.

La dirección –que da equilibrio a todos los esfuerzos-, se apoya en dos pilares muy firmes. El primero es el desempeño histriónico de Alam Sarmiento (Sr. Manningham) y de Jesús Aviña (Inspector Rough). Son actuaciones sobrias, cargadas de emoción, que respetan el campo emocional de sus personajes. La actuación de Karina Carrasco (Sra. Manningham) tiene dos sentidos a causa del todo de la obra. Es que su tema no es fácil de asir. ¿Es un thriller o es el trayecto de la heroína hacia su redención?
La historia se centra en que el Sr. Manningham quiere volver loca a su nueva esposa, Sra. Manningham, para buscar tranquilamente las joyas de la esposa anterior, a la que asesinó tiempo atrás. El inspector Rough le sigue la pista, y pone en alerta a la actual consorte. Su esfuerzo se centra no tanto en demostrar la culpabilidad del esposo, sino en convencer a la Sra. Manningham del engaño del que ha sido víctima. Seguir leyendo

Columna

El Juego de la verdad

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Mujeres juntas…

Cinco amigas, antaño íntimas, ora neuróticas, putas, borrachas, vengativas y perversas, se reúnen tras más de veinte años de distanciamiento.

En esta clase de reuniones, una vez que se agotan las formalidades del “ponerse al corriente”, surgen los reproches por la frustración provocada en el pasado que, en lugar de ser motivo de remembranza, se convierte en motivo para agredirse en el presente.

La que convoca a la reunión en su casa, Laura (Rocío Luján-Elena Reyes), quiere descubrir quién se acuesta con su marido. No piensa en nadie más que en sus amigas, porque su lógica femenina le hace intuir que un amigo te hiere de frente, pero con frecuencia lo hace por la espalda.

El espectador sospecha de la más puta, Julia (Cony Múzquiz), ya que ella ha hablado durante toda la noche de sus encuentros sexuales de ocasión y defiende su putez vehementemente. Pero no fue ella la que se metió con el marido de Laura.

Para sorpresa de propios y extraños, se descubre que fue Carmina (Teresa Muñoz) la que se acostó con el marido. Sorpresa porque antes, hemos descubierto que ella es lesbiana, que tuvo sus primeros escarceos homosexuales con Azalia (Judith Abadié).

Los corridos norteños nos han enseñado que hay que tener cuidado si una hembra se encuentra herida. Carmina ha sido capaz de llegar a tal grado de agresión porque siempre estuvo enamorada de Laura, y nunca pudo tenerla. La única forma que dilucidó para estar cerca de ella fue tirarse al marido e invadir su casa.

La frágil amistad se ha destruido por completo. Nadie se salva, ni siquiera Silvia (Ana Lucía Matouk) quien hizo todo por mantenerse al margen, como un testigo morboso que contempla un accidente, pero que terminó por involucrarse y formar parte de las ruinas.

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